domingo, 21 de enero de 2007

La devoción a Sª María en la Cartuja

En la Cartuja, después del culto a Cristo, el culto a María ocupa un lugar preferente. Tanto que, es llamada María Madre de los cartujos. Para tratar el asunto he puesto, como cabecera de esta entrada el cuadro conocido como "La Virgen de las Cuevas" o "La Virgen de los cartujos", oleo sobre lienzo de 2´67 x 3´20 m, obra de Francisco de Zurbarán, del año 1655, procedente del extinto monasterio de Santa María de las Cuevas; actualmente se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Sevilla. Obsérvese como es tratado el color en el cuadro y la luminosidad del mismo, en contraste con el tenebrismo, estilo de moda en los tiempos en que fue pintado el cuadro, y la luminosidad que le da cierto aire espiritual, yo me atrevería a añadir, incluso, místico.
Los cartujos sienten especial devoción por Sª María, pero más que como mediadora e intercesora, como madre espiritual.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dos comentarios:

1) primero destacar lo de la luminosidad del cuadro. Es verdad, además en pleno Barroco y en Sevilla esa luz es muy llamativa, ¿escapa la religiosidad cartujana al temor al pecado, miedo a la condenación y "tristeza" tan propias del XVII? ¿hay un optimismo intrínseco?

2) el comentario sobre María, ¿no es igual a la imagen que tienen de ella otras órdenes en esos momentos?

En resumen, ¿tiene algo disitinto la religiosidad cartujana, medieval, de otras órdenes tmbién medievales o posteriores y producto de la Contrarreforma?

Saludos Adso

eremita urbano dijo...

Saludos. Efectivamente, estimado Adso, la religiosidad cartujana escapa al temor al pecado, busca el perfecionamiento de uno mismo. Yo pienso que sí, que existe un optimismo intrínseco.
En cuanto a lo segundo, la peculiaridad más reseñable, con todo el respeto a otras órdenes, es que la orden de la Cartuja pasa por ser la más asceta de todas y que es la única
que nunca ha sido reformada, pues nunca sufrió deformaciones ni desviaciones. Además, simpre fue fiel a su ideal de austeridad. Para los cartujos los bienes materiales tienen poco valor y los bienes espirituales, en cambio, mucho.